Neurociencia y educación: aprendiendo a aprender

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Ya en el siglo I, Mestrio Plutarco dijo: “El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender”. Casi dos mil años después, las investigaciones llevadas a cabo en neurociencia y educación dan la razón al historiador griego, demostrando que el aprendizaje no es tanto un procedimiento de adquisición de conocimientos a través del ensayo-error, sino que es el sistema nervioso y las emociones las que intervienen en el desarrollo mental.
Neurociencia y educación: aprende a aprender
 

Guía: Neuroliderazgo, aprovecha el potencial de tu cerebro

 

Conclusiones de neurociencia y educación

A través del estudio de las conexiones neuronales, esta disciplina científica nos permite conocer más sobre cómo aprendemos, ayudándonos a potenciar las prácticas más efectivas y eliminar otras técnicas improductivas.
¿Qué nos ha desvelado la ciencia sobre el proceso de aprendizaje? Estos son algunas de las claves que debemos tener en cuenta para nuestro desarrollo profesional:

  • El papel de las emociones. El estado de ánimo o la memoria emocional tienen mucho que decir en el proceso de aprendizaje de las personas. Por ejemplo, si un empleado considera que es bueno desarrollando una tarea, adquirirá nuevas competencias relacionadas con dicha misión más rápidamente que otro que piense que no está capacitado. O aquel directivo que tenga un mal día puede tomar decisiones precipitadas y erradas por el simple hecho de estar de mal humor o estresado. Por ello, fomentar un ambiente laboral positivo y elevar la motivación de la plantilla contribuye al desarrollo profesional de los colaboradores.
  • El “No puedo” no es excusa. La Neurociencia ha comprobado que todas las personas tienen la habilidad de aprender y evolucionar, independientemente de sus circunstancias individuales, su formación o su edad. Como recoge la Asociación Educativa para el Desarrollo Humano, “todos somos inteligentes y tenemos el potencial para desarrollar cualquier capacidad y destreza que nos propongamos; solo dependerá de la oportunidad”. Demos, por tanto, esta opción a toda la plantilla.
  • Participa todo el cuerpo. No solo adquirimos conocimientos a través de la mente, sino que el cuerpo juega también un papel importante en este proceso. De ahí la eficacia de las actividades de team building o la gamificación, donde se impulsa el desarrollo de capacidades a través de juegos y experiencias físicas.
  • Todos los sentidos están involucrados. En el mismo sentido que el punto anterior, el empleo de técnicas multisensoriales en la adquisición de conocimientos contribuye al aprendizaje, pues incrementa las conexiones neuronales entre los distintos lóbulos del cerebro. Una información presentada de modo atractivo conseguirá un mayor impacto que la lectura de un dossier de contenido teórico. De hecho, según el cono del aprendizaje de Edgar Dale y Bruce Nylan, recordamos un 10% de lo que leemos, un 20% de los que escuchamos, un 30% de lo que vemos, un 70% de lo que decimos y un 90% de lo que hacemos.
  • La ayuda de los hábitos de vida saludables. La Neurociencia ha demostrado que tanto la práctica de ejercicio regular como una dieta equilibrada facilitan el aprendizaje, la memoria y la agilidad mental. El deporte, por ejemplo, incrementa la segregación de una proteína (BDNF) que potencia las conexiones neuronales, mientras que el consumo excesivo de grasas reduce la sensibilidad de los receptores de NMDA, encargados de dotar de plasticidad al cerebro.

 

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