Coaching Empresarial
Una de las tareas más importantes que vamos a desarrollar como líderes de un grupo es identificar las debilidades y fortalezas de nuestro equipo como entidad y de los miembros del grupo de forma individual, con el objetivo de poder optimizar estas habilidades y ponerlas al servicio de la empresa.

Aunque existen empresas especializadas en el coaching empresarial, que realizan una evaluación de estas debilidades y fortalezas, vamos a ver algunas pautas para mejorar nuestra capacidad de liderazgo y nos permitan desarrollar esta tarea nosotros mismos.

Guía: ¿Cómo ser un buen líder de equipo?

¿Qué es el coaching empresarial?

Este concepto de coaching empresarial hace referencia a una serie de técnicas y herramientas que se aplican en el ámbito laboral con la finalidad de conseguir la máxima productividad y eficacia posible en el desarrollo de las funciones de un grupo de trabajo.
Por tanto, el coaching empresarial se va a desarrollar directamente sobre los trabajadores que conforman el equipo, tanto empleados como responsables, para conocer las fortalezas y debilidades y elaborar un plan de acción dirigido a la excelencia de la compañía, potenciando las primeras y eliminando, en la medida de lo posible, las segundas.
Según el tipo de técnicas que apliquemos y el momento en el que lo hagamos podremos obtener una evaluación exhaustiva de los recursos humanos que están bajo nuestra supervisión. A través del coaching empresarial podremos detectar las fortalezas y debilidades de los trabajadores, pero también mejorar las relaciones interpersonales, encontrar soluciones a problemas concretos, evitar conflictos futuros, favorecer el trabajo en equipo o seleccionar el personal adecuado para los puestos.
Para ello, realizaremos sesiones de coaching individuales o colectivas donde, a través de preguntas, iremos sacando conclusiones sobre el ámbito que estemos tratando, para posteriormente aplicar las medidas que corrijan los errores e impulsen los aciertos.

¿Cómo mejorar el coaching empresarial?

Aunque puedes sentirte algo perdido en tu primera sesión de coaching empresarial, siguiendo una serie de estrategias verás cómo el encuentro se desarrolla sin incidentes.

  • Planificación. Es muy importante que sepamos qué queremos conseguir con la sesión de coaching: organizar el equipo en función de sus fortalezas, disminuir los tiempos de producción, solventar un problema del procedimiento… En función de nuestro objetivo, plantearemos los puntos que abordaremos con los empleados.
  • Planteamiento. Una reunión del jefe con el empleado puede verse por parte del trabajador como un castigo o una reprimenda. En este sentido, debemos explicar en qué consiste realmente la sesión y cuáles son los objetivos, para que el miembro del equipo no inicie el encuentro desde una posición de rechazo o miedo. Debe sentirse con total libertad para hablar, mostrar su opinión y saber que su aportación será parte del proceso de mejora incluso cuando se trata de hallar las debilidades del mismo.
  • Más escucha y menos diálogo. La sesión de coaching no es una conversación con nuestro interlocutor, sino que se trata de conseguir una imagen lo más amplia posible de su visión del asunto y aportada de forma independiente por la persona, por lo que debemos limitarnos a hacer las preguntas necesarias para obtenerla. Si aportamos demasiada información o nuestra propia valoración, nos arriesgamos a contaminar la opinión del empleado o a direccionar su respuesta. Por ello, no es recomendable que hagamos juicios de valor sobre las respuestas y nos limitemos a escuchar.
  • Lenguaje cuidado. Si buscamos una respuesta franca, debemos rechazar cualquier pregunta que pueda ser entendida como un ataque o una crítica. Para conseguirlo, formularemos las cuestiones del modo más aséptico posible, propiciando la colaboración del trabajador.
  • Discreción absoluta. Imaginemos que conseguimos una sesión de coaching muy participativa y exitosa, pero en cuanto termina nos dedicamos a contar los detalles de las conversaciones al resto de la empresa. El esfuerzo de todos irá al traste y la confianza conseguida nunca volverá a estar presente en futuros encuentros.
  • Desarrollo y supervisión. Una vez que tenemos toda la información aportada, llega la hora de utilizarla. Al finalizar las sesiones pertinentes, tendremos que analizar las conclusiones a las que hemos llegado y elaborar un plan de acción para el futuro. Sin este último paso de desarrollo y control de la ejecución, de poco habrá valido el coaching empresarial.

 
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