¿Qué recursos formativos busca el profesional de hoy día? ¿Cuáles son las áreas que desea desarrollar? ¿A través de qué canales espera ampliar sus fortalezas?
Los directivos y responsables de departamentos de Recursos Humanos debemos conocer por dónde discurren los intereses de los trabajadores modernos y alinear las acciones formativas con las nuevas tendencias si queremos desarrollar el potencial de las plantillas y retener y atraer el talento.
Como dijo el poeta William Butler Yeats, “la educación no consiste en llenar un cuenco, sino en encender un fuego”. ¿Cuál será la chispa que inicie la hoguera? Conocemos algunas de las claves para adaptar la capacitación profesional a la nueva era.
Cambios de fondo: acciones personalizadas y en pequeñas píldoras formativas
Las acciones formativas genéricas para toda la plantilla deben quedarse en el pasado. Gracias a la gran capacidad de obtención de datos que desarrollan los departamentos de Recursos Humanos, especialmente con la implantación del big data, las empresas podemos conocer de forma pormenorizada cuáles son las áreas de mejoras de cada trabajador.
Entonces, ¿por qué poner en marcha un curso de un programa de cálculo para todos los empleados, usen o no este software en su puesto laboral? ¿No será más eficaz y productivo analizar previamente las necesidades de cada persona y plantear propuestas personales? De este modo, el trabajador sentirá que la organización apuesta por su desarrollo profesional, aumentando su motivación e implicación con los objetivos de la compañía.
Además, las tendencias en capacitación profesional pasan también por reducir y agilizar los contenidos de los cursos. Las amplias y extensas acciones formativas dejan paso al llamado micro-learning, píldoras educativas en formato corto centradas en habilidades o competencias concretas, que facilitan el aprendizaje del trabajador y suponen una puesta en práctica mucho más eficaz.
Cambios de forma: contenido visual y dinámicas de gamificación
Los publicistas, comerciales o relaciones públicas lo saben. Sólo tenemos unos segundos para captar la atención de las personas. No obstante, podemos aumentar nuestras probabilidades de éxito generando contenidos formativos más atractivos y dinámicos, que despierten el interés de los alumnos.
Como consecuencia, coge fuerza en los planes de capacitación profesional de las compañías la inclusión de la técnica del story-telling para crear historias que envuelvan los contenidos formativos de forma más impactante. El uso de contenido audiovisual, la elaboración de infografías o imágenes en movimiento o la creación de personajes que hagan de narradores nos ayudará a conectar con los participantes a lo largo del curso.
También la gamificación juega un papel primordial en los planes de desarrollo profesional del capital humano empresarial. Está demostrado que los seres humanos preferimos divertirnos, de modo que los planteamientos teóricos a través de juegos y dinámicas grupales favorecen la motivación y el compromiso de los trabajadores, sin olvidar además, el marcado enfoque hacia la consecución de objetivos que caracteriza a esta modalidad formativa.
Cambios de canal: del curso presencial al mobile-learning
Si hace unas décadas, los cursos presenciales acaparaban la capacitación profesional ofrecida por las empresas, actualmente el canal de transmisión da un giro para adaptarse a la creciente flexibilidad laboral, adquiriendo mayor presencia las acciones formativas a través de dispositivos tecnológicos, como smartphones o tabletas.
Los empleados reclaman hoy día poder elegir el horario y lugar para desarrollar un curso, sin estar sujetos a las restricciones de la formación presencial. ¿Un viaje en tren, un fin de semana, las noches…? Es tiempo de permitir a los trabajadores organizar su día a día y las nuevas tecnologías propician este aumento de libertad.
Por tanto, los esfuerzos de los Recursos Humanos deben ir enfocados a dotar de más flexibilidad, diversión y especialización a los planes formativos que pongan en marcha para adaptarse a la demanda de los profesionales. Así conseguiremos, parafraseando a Atul Gawande, “contratar la actitud y entrenar la habilidad”.
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