¿Quién no se ha visto superado en alguna ocasión en el trabajo y ha levantado la voz más de lo necesario o ha presenciado cómo un compañero salía de una reunión con lágrimas en los ojos? El problema de la gestión de las emociones en el trabajo hasta ahora ha sido, precisamente, que no se pretendían controlar, sino erradicar.
Un objetivo tan desacertado como inútil pues, al fin y al cabo, nadie puede dejar sus estados de ánimo en casa cuando va a la oficina.
¿Cómo mejorar la gestión de las emociones en el trabajo?

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Las emociones como respuesta biológica

Afortunadamente, en los últimos años se han multiplicado las investigaciones sobre una correcta gestión de las emociones en el trabajo, empezando a imponerse en las compañías políticas encaminadas hacia la aceptación y manejo de estas respuestas para contribuir al desarrollo personal. Como señala Anne Kreamer, autora de It’s Always Personal, Navigating Emotion in the New Workplace, “en el lugar de trabajo, ya sea durante el lanzamiento de un nuevo producto o negociando un acuerdo, la emoción está involucrada y es importante”.
Para la investigadora, las emociones son una respuesta biológica que permite regular el organismo, como la respiración o los reflejos musculares, y nos ayuda a enfrentarnos a amenazas físicas o psíquicas externas mediante la producción de hormonas como adrenalina o cortisol. Así, ante un comportamiento agresivo, un ataque verbal o una dura crítica, nuestro mecanismo de supervivencia se activa, inundando de sustancias nuestro organismo, igual que si nos persiguiera un depredador, a pesar de que nuestro cerebro trata de luchar contra esta respuesta para seguir los cánones culturales impuestos durante siglos bajo los cuales cualquier muestra emocional en el trabajo es “inapropiada”.
De este modo, cuando una empresa practica una política de rechazo hacia las conductas emocionales no está eliminándolas, sino que las relega a un crecimiento oculto en el interior de cada empleado, como un volcán que se fragua, provocando finalmente una explosión emocional difícil de reconducir. En cambio, con una adecuada gestión de las emociones en el trabajo, los líderes pueden reconocer los sentimientos en sus primeras fases de desarrollo y adoptar medidas encaminadas al equilibrio mental de cada profesional y del grupo. De hecho, según un estudio de Hay Group, aquellos directivos que se preocupan por impulsar la inteligencia emocional en la compañía son hasta un 127% más productivos.

Consejos para la gestión de las emociones en el trabajo

¿Y qué pasa cuando algún trabajador muestra su estado emocional? Kreamer aconseja seguir las siguientes pautas:

  • Recuerda que las emociones son una respuesta biológica y natural, por lo que no debemos sentirnos avergonzados por mostrarlas, ni incómodos por presenciarlas.
  • Reconoce las emociones, no las ignores. Debemos aprovechar estos estados emocionales para analizar y comprender qué ocurre, cuál es la causa que ha provocado esa situación y cómo podemos enfrentarnos a ella.
  • Si es otra persona la que está mostrando sus emociones, es conveniente aprovechar la oportunidad para comprender qué le ocurre y acercarnos a sus sentimientos, en lugar de huir de la escena o evitarla. Escuchar a ese compañero es una gran forma de favorecer la comunicación y conseguir que esa persona se sienta menos perturbada y avergonzada por su comportamiento.
  • Busca una solución. Estas explosiones emocionales no surgen de la nada, sino que están impulsadas por una razón: situaciones de estrés, problemas familiares, acoso laboral, falta de autoestima… Por ello, en estos casos es importante llegar hasta el fondo de la cuestión y buscar medidas que contribuyan a superar el problema que está alterando nuestro estado emocional o, si somos responsables de un equipo, el de un trabajador.

En este sentido, los directivos tienen una gran responsabilidad en cuanto a la gestión de las emociones en el trabajo. Por ello, Neal M. Ashkanasy y Catherine S. Daus, en Emotion in the Workplace: The New Challenge for Managers, recopilan en su trabajo una serie de consejos para crear climas emocionalmente positivos en las organizaciones:

  1. Una gestión de las emociones en el trabajo comienza en el momento de la selección de personal. Los directivos deben buscar profesionales que se adapten a nivel emocional a la compañía para evitar futuros problemas.
  2. Los líderes deben asumir que las empresas no son lugares racionales, sino que están impregnados de emociones, por lo que es importante realizar una asignación de roles en función de la carga emocional de cada puesto de trabajo, además de valorar las aptitudes técnicas y sociales.
  3. Para potenciar las emociones positivas, los gerentes deben trabajar por construir espacios de trabajo estables en los que las relaciones interpersonales fluyan con armonía.
  4. Desarrollar medidas que favorezcan la satisfacción laboral de la plantilla también facilita que los estados emocionales positivos se impongan a reacciones negativas.
  5. En cualquier caso, la gestión de las emociones en el trabajo puede aprenderse, por lo que las acciones formativas en la organización para aprender a manejar los sentimientos e impulsos contribuirán a generar espacios sanos.

En Grupo P&A, consultora de Recursos Humanos y Liderazgo con más de dos décadas de experiencia, disponemos de distintas herramientas para mejorar esta gestión de las emociones en el trabajo, como el taller ‘Equipos emocionales’. Consulta nuestra oferta y construye una empresa emocionalmente inteligente.
 
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